miércoles, junio 16, 2010

Buen Viaje.

"y la verdad no sé por qué
se me olvidó que te olvidé
a mi que nada se me olvida..."
(de una antigua canción)

Para ti, que tu viaje sea hermoso, enriquecedor, productivo...


Ahora, mientras preparas el equipaje y doblas cuidadosamente los sueños, mientras seleccionas la ropa y dejas fuera las pesadillas, mientras envuelves las sonrisas y pones en el fondo de la maleta las miradas, necesito decirte algo.  Claro, ya sé que podrías reclamar con la mirada enfurecida: "¡¿por qué hasta ahora?!" y el no menos agrio reproche del "¿¡cómo puedes...?!" que me provocaba risa y terminaba nuestras discusiones en un abrazo, mientras reprimía tu berrinche a besos.

Creo que alguna vez te dije, cuando leía una carta de tu puño y letra, con esa caligrafía redonda, apretada y plagada de corazones como puntos sobre las íes, que tienes el talento de conmover con tus palabras.  Todas.  Las dichas, las escritas, las que no hablas pero tus manos deletrean, las que no pronuncias pero tus ojos dictan, las que no elaboras, pero tu sonrisa grita.  Todas.

No sé si empezamos bien o empezamos mal esta historia (el "bien", el "mal", con tanto café de por medio, debieron aburrirse de ser discutidos).  Tampoco sé a ciencia cierta por qué sigo escuchando las canciones que te gustan y mucho menos sé la razón de sonreír sin motivo aparente, si tu gesto serio -de niña regañada- me viene a la memoria.  Pero tampoco es reclamo o inventario de tristezas.  Estoy seguro de haberte dicho que -contrariamente a mi preHistoria- no quería recordarte con tristeza o nostalgia.  Y así es.  Todos los días, antes de iniciar las labores pienso un poco en ti y no le cobro peaje al suspiro que me recorre, ni le corto las ganas de ser sonrisa a lo que antes era mueca.

No sé si esta historia, La Historia, fue "buena" o fue "mala".  Sé que fue intensa.  Sé que cumpliste a carta cabal la promesa de hacer que pensara en ti veinticuatro por siete. También sé que eso de pensar en ti tuvo mucho que ver con descifrarte y que muchas veces tuve que cerrar los ojos, moderar la voz y tomarme no pocas pastillas de valemadrina mientras te desvivías en adjetivos y caminabas en círculos alrededor mío.  No sé si te conozco o te predigo.  No sé, nunca supe, si eras una "femme-fatale" o una niña que necesitaba ser consentida la mayor parte del tiempo.  Quizás eras un poco de ambas. (Ahora mismo me estoy riendo de aquella vez que te dije con ambas manos frotándome la cara: "¡¿por qué nunca te completo el kilo?!").

Como verás, gerbera, yo no he olvidado nada.  No quiero. Sé que las personas no olvidamos, gerbera, lo más que alcanzamos a hacer es soslayar, archivar, guardar las experiencias. Pero todo sigue aquí, conmigo. Todo: la manera en que acariciabas el cabello y lo pasabas de izquierda a derecha cuando querías decir algo importante y que yo centrara mi atención en ti; el suspiro y la mirada severa cuando encendía "ese cigarro de más"; el perfume que dejabas cuando rompías una discusión con el "no quiero hablar contigo"; los silencios de complicidad después del beso de despedida... todo.

"Evidentemente" (no sé qué cara ni qué voz hago cuando digo eso pero sé que te ríes cuando digo "evidentemente"), las historias así de intensas terminan en el altar o en el panteón.  Y bien sé que estábamos más cerca del segundo que del primero (y no viceversa).  Tal vez por eso, gerbera, te dije que "a veces, el amor no es suficiente para mantener a dos personas juntas".  Claro que puedo adivinar tu expresión: cejas levantadas y tu mirada buscando moscas en el techo, porque esto tampoco es del todo cierto para vos. 

Por eso ahora, gerbera, mientras preparas el equipaje y escondes las lágrimas en el compartimento que no abres,  mientras ordenas -como sólo tú y Dios saben- estas palabras, quiero decirte que deseo para ti la mejor de las vidas, la más linda de las experiencias, que tengas éxito y que hagas un mundo mejor. Buen Viaje.

Vale pues.  Salud y que los aeropuertos sean terminales de esperanza.

Ulises, desde las diez y media de un miércoles con café, cigarro y nubes.

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