jueves, mayo 06, 2010

Onírica

La vida es sueño
Calderón de la Barca

Soñar tu llegada de negro, amarillo o blanco. Soñar que vienes. Soñar que no vienes. Me da igual. Soñarte de vestido, falda o pantalón. Soñarte tanto. Soñarte por los bares testigos. Soñarte por las calles desnudas. Soñarte con desaciertos, con desatinos, con nostalgias mudas. Soñarte en el desayuno, en la comida, en el noticiero. Soñarte desde el Trópico de Cáncer hasta la libertad. Soñarte desde la Patagonia hasta el encierro.

Soñar soñando que me sueñas. Sin tiempos. Sin arañazos. Sin sonrisas. Soñarte por todos los recovecos, por los hoyos de las paredes. Soñarte sin pausas. Soñarte también sin prisas. Soñarte en todas partes, a todas horas. Soñarte mientras me está besando. Soñarte con el invierno, con la lluvia y con el sol en todo lo alto.

Soñarte al destierro, al tres por uno; soñarte como destino, soñarte con desatino. Soñarte para dibujarte. Soñarte para desdibujarte. Soñarte en ruinas y soñarte en el imperio de mi soledad. Soñarte por las calles que lloran pavimento, por los bostezos y soñarte con cada uno de los perros. Soñarte en la distancia. Soñarte sin tiempo y a espacios cortos. Soñarte por los desiertos repletos de lluvia.

Soñarte a oscuras, con poesía. Soñarte de frente a la nada. Soñarte al teléfono. Soñarte por la casa vacía. Soñarte acariciando en el sueño tu mirada. Soñarte naufragando entre las sábanas. Soñarte casi por vocación. Soñarte cada doce o quince respiros. Soñarte con esa sonrisa que me mira desde ninguna parte. Soñarte con la parranda de tus letras y con la agonía de la desidia. Soñarte por las lágrimas que convoco frente a tu fotografía. Soñarte rápido. Soñarte lento. Soñarte esperanzado y sin esperanza. Soñarte entretenido en otras pieles. Soñarte desde hace tanto tiempo.

Soñarte porque sí. Soñarte para que no te olvide. Soñarte porque no te olvido. Soñarte aún despierto. Mucho más soñarte cuando estoy dormido. Soñarte bailando de tristeza. Soñarte sin faltas de ortografía. Soñarte cansado. Soñarte viejo. Soñarte canoso. Soñarte de una sola pieza. Soñarte con desenfreno y hedor a melancolía. Soñarte en auto, a pie, en camioneta. Soñarte a la alza, a la baja, a la compra y a la venta. Soñarte de tarde aunque sea muy tarde. Soñarte madrugada y no querer que amanezca. Soñarte y maldecir el sueño.

Soñarte y bendecir el sueño. Soñarte porque me haces falta. Soñarte para que no me hagas falta. Soñarte porque te extraño. Soñarte porque te necesito. Soñarte porque soñando es la única manera de poderte besar sin pedir permiso. Aunque no existas. Aunque no haya sido cierto este sueño. Soñarte para inventarte, aunque todos se mueran de risa porque “cómo va a ser posible que un sueño se convierta en realidad.

Vale pues. Salud y que el sueño no nos sueñe.

Ulises, en el sueño que sabe a vida.  Sólo porque lo pediste.

Medio Día


"Y al mediodía, me di cuenta que tenía -aún- medio día para seguirte queriendo..."

Porque sé que no me vas a cambiar, ni lo quieres; porque sé que no te puedo cambiar, aunque quiera.  Porque este encuentro fortuito de dos miradas, tres palabras, cuatro besos y no sé cuántos cafés.  Porque son pocas las veces que te quedas callada; porque son muchas las que me dejas callado. 

Por tu sonrisa malévola, por la mirada inquisitiva, por esa manera de desarmarme sin otro pretexto que el "¿todavía me quieres?", por mi espera del mensaje en el celular.  Por la irritabilidad cuando no te sé.  Por la manía de cerrar los ojos y sonreír en automático cada que escucho tu voz a media tarde (o por las mañanas, o en la noche antes de dormir sin descansar). 

Porque me falta tiempo (siempre el pinche tiempo), para seguirte contando historias y bobadas; porque te sobra tiempo para despedirte en la puerta del auto.  Porque tu perfume se queda entre mis manos y no me atrevo a preguntarte cuál es. Por el abrazo posfechado que no logro contener.  Porque a veces quiero secuestrarte el fin de semana entero y privatizarte (mira nada más al comunista privatizador); porque todavía no me queda claro si eres zurda o diestra; por el tatuaje que sólo adivino; por las respuestas que no enuncias, que tampoco pronostico.

Porque no pasa un día sin que piense en ti; porque me has reinventado; porque no tienes temor de las etiquetas ni amor desbocado por las fiestas; porque eres dulce y sencilla; cursi y despiadada; sarcástica y linda; porque no tienes y quieres tener.  Porque sí y porque no; porque no fumas; porque odias que lo haga.  Por tus berrinches y la risa que me has nacido; por mi vodka y por tu vino; por las tantas veces que no te conozco, te adivino.

Porque es mediodía, porque no tengo mejor pretexto para decirlo, porque me doy cuenta que "no hago otra cosa que pensar en ti..." al medio día de un jueves que antes era cobarde, que hoy no tiene precio... Por ti.

Vale pues.  Salud y un abrazo.

Ulises, pensando en tooodo lo que tiene que hacer, las pocas ganas que tiene de hacerlo y las ganas que tiene de verte.