miércoles, marzo 31, 2010

Fugas Perpetuas

García Márquez escribió hace mucho tiempo que el suyo era un "amor de fugas perpetuas". Cómo explicarte que esto a lo que no sé ni cómo llamar es también una eterna huida del centro del corazón. A veces he pensado citar aquello de "hay momentos en que quisiera mejor rajarme..." pero sigo.

Con el corazón en una mano, el cerebro en la otra, he terminado por tirarle el primero a los perros que lo han repartido a trozos iguales; el segundo -ya lo dijo alguien- de por sí no funcionaba, así que lo he guardado en uno de esos vitroleros antiguos, en formol.

¿Será posible que no pueda yo explicar cómo veo que podrían ser las cosas? ¿Será posible que tenga que suspirar profundo y volver a tomar aire para decirte de mil maneras que hay cosas tan reales que pueden parecer ficticias? ¿Será posible?. Quién sabe.

Lo que sí sé es que hace mucho que no te dedicaba letras. Lo que sé es que trasciendes, que te llevo bajo la piel, en cada paso, con las palabras, en silencio, en la canción de la radio, en este texto breve, brevísimo, que no termina de decirte todo lo que se siente de este lado del mundo.

Vale pues. Salud y un abrazo.

Ulises, a las dos y media de la mañana, pensándote.