Si un día, dentro de ocho meses, te pones a pensar, recuerda: Es de noche, no lo olvides. Ese aire frío y seco, además de la miserable soledad te están esperando. Tantas otras veces te esperaron que tampoco es cosa de ponerse triste. Quizá lo que te pone a pensar porqué has matado a tu vaca y decides irte a probar otras suertes es la cobardía . Pero eso pediste. Pediste con tantas ganas, que tu Dios te lo concedió.
Si un día, dentro de cinco, seis u ocho meses, te pones a pensar en el ayer, recuerda: es un quince de diciembre, es frío y lúgubre. Aún y cuando hay luces nada te ilumina. Todo es tristeza y soledad. Empiezas a caminar para matar las ganas de regresarte a lo seguro.¿Qué es seguro? -te preguntas. No tienes mujer, ni hijos, ni casa, ni nada. Siempre has querido esto: el exilio perpetuo. Es una suerte de expectativa atuogenerada y autocumplida.
Si un día, dentro de cinco, seis u ocho meses, te pones a pensar en el ayer, recuerda: es un quince de diciembre, es frío y lúgubre. Aún y cuando hay luces nada te ilumina. Todo es tristeza y soledad. Empiezas a caminar para matar las ganas de regresarte a lo seguro.¿Qué es seguro? -te preguntas. No tienes mujer, ni hijos, ni casa, ni nada. Siempre has querido esto: el exilio perpetuo. Es una suerte de expectativa atuogenerada y autocumplida.
Si un día, dentro de dos, o tres u ocho meses, te pones a pensar, recuerda: vas a irte tan lejos que no vas a poder arrepentirte a la semana, a los dos meses, a los cuatro. Luego, tras una hora de espera en un aeropuerto, alguien llegará a recogerte, a brindarte un sentido de propiedad y "deaquísoy". Pero ya habrás dejado atrás los recuerdos, los resabios las nostalgias. Con la maleta verde prestada, con el suspiro y la extrañanza bien guardadas, sonreirás y tendrás que dar la vuelta a la página. No podrás arrepentirte.
Si un día, dentro de dos o tres u ocho meses, te ves "más solo que la mierda" -diría tu ídolo Oliverio- que no te extrañe. Eso pediste: libertad y trabajo para saldar tus deudas. Y luego de un tiempo, de muchas balas esquivadas y de largas jornadas de cigarro, podrás decir: "y ahora qué?"
Si un día, dentro de ocho meses, extrañas y añoras, nostalgias y melancolizas, no me vengas con mariconadas de arrepentimiento, porque ahora, en esta terminal de autobús, hoy, 15 de diciembre, todavía te podés quedar....
Vale pues. Salud y recibid el futuro como una buena empresa, no como una mala noticia.
Ulises.