"... y si me cae una aventura, la revuelco en el sofá
por no herir al recuerdo que se anida entre el colchón..."
(de alguna canción cursi )
Sé bien que te extrañará esta carta que no hace gala de remitente, y tampoco destinatario. Sé bien qué es lo que sabes y qué es lo que tampoco sabes, sé bien que sonreirás cuando veas mis letras "muy apretadas y juntitas" como solías llamarle a esta caligrafía que quería decirte muchas cosas en poco espacio.
Sé bien que no recuerdas nada de mí, y tampoco te culpo. No. Espera. No pretendo "tirarme para que alguien me levante", es simplemente que cuando uno empieza la vida de matrimonio, hijos, intereses hipotecarios, el "debo", "tengo", "hago", "soy" y todas esas cosas, le queda tan poco tiempo para pensar el pasado, que lo mejor es olvidarlo...
Será pues que yo, que sigo soltero, -¿sí te había dicho?- tengo a septiembre como algo sagrado. Porque, vaya pues, que en este mes, naciste. Y bueno, ya sabes cómo soy para las fechas (cinco de enero, once de mayo, doce de junio, veintitrés de julio, dieciocho de agosto, y tantas más), así que no te extrañe que te festeje.
Claro, esto no tiene mayor trascendencia que la que vos (Virgo) y yo pudiéramos darle. Pero si te hago inventario de recuerdos, si hago una fiesta por tu cumpleaños es porque gracias a ti comprendí todo de la vida. Y cuando digo todo, es realmente TODO.
Aprendí a confiar para no buscar pretextos, aprendí a limpiar una lágrima cuando es sincera, aprendí -y mira qué cosas- que los celos no son sino esa manera de decirme "quiéreme más que a nada"; aprendí que cuando se calla es cuando más se habla; aprendí el valore de una mirada, el sabor de un beso, la vida antes -y después- de un abrazo, el valor cualitativo -y también el cuantitativo- de una mirada. Aprendí que cuando alguien dice "abrázame" es porque necesita que la cuides, y también que cuando alguien cocina para ti es porque quiere ser especial... Mar: aprendí tanto de ti.
Evidentemente también aprendí la ambigüedad y el "sí, pero no", el "no eres tú, soy yo", aprendí tantas cosas de ti, Mar, que cuando alguien quiere jugar a eso del gato y el ratón, de policías y ladrones, de guerrilleros contra federales, la dejo ser, pero luego de dos bostezos, me da por terminar el juego sin mayores "diplomacias".
Todo lo que pude aprender del mundo, Mar, lo he aprendido de vos. El beso sin premisas, el perfume sin esperanzas, la mirada sin pesquisas, dormir cuidándote la espalda. Claro que te recuerdo, pero por supuesto que te recuerdo!. Eres mi referente, mi mejor paradigma, mi tasa de comparación. "mi", "mi", "mi"... bueno, vos sabés: "Cómo amar sin poseer?!"
Pero vaya, que todo esta carta insulsa, de ocho y media de la mañana, de lunes 13 de septiembre, de "no remitente-no destinatario", sólo es para desear que vivas muchos, pero muchos, muchísimos años más. Porque has sido, quien me construyó: PARA BIEN ... O PARA MAL.
Vale pues. Salud y sabed La Mar es, antes de todo, después de todo, por siempre, amén
Ulises, haciéndola de "pastor" ;)
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