A Darío, por la historia
Fue sorprendente. Casi como si recién descubriera que la vida es una ráfaga de buenas noticias. Si pudiera decirte y contarte exactamente qué fue loque pasó. Pero no creo poder, no soy tan exacto para describir los estados de ánimo.
Basta decir, por ejemplo, que esa noche dormí hasta tarde, y no porque estuviera esperando a los Reyes Magos, ni siquiera porque esperase un regalo de nadie. Es sólo que el excesivo uso de la cafeína me duele por las noches y acelera mi insomnio, lo lleva a lugares inimaginables. Así que pasé despierto gran parte de la noche. Fue a las cinco menos cuarto que vi por última vez el reloj despertador. Si hacemos cuentas, a las 7 y media que estaba de pie, sólo había dormido algo así como dos horas y media, cosa parecida.
Seis de Enero. Epifanía, bostecé. Me rasqué la cabeza, me vi ante el espejo y me dije en tono irónico: Feliz Día de Reyes. En ese mismo tono, le dije al espejo, sarcásticamente: "y qué, no vas a ir a ver si hay un regalo para ti?" Fuera por espíritu masoquista, fuera por mero ánimo de joderme más ese día, fui al árbol de navidad y, obviamente, no había nada. Sonreí amargamente y le dije a mi otro yo, ése que siempre se esfuerza porjoderme la vida: "ves? nadie nos trajo nada, estamos en el hoyo y cavando..." Desayuné, putamadreé al noticiero, me dio frío y decidí bañarme con agua helada. En fin, un inventario de tragedias, sí, otro, como los que acostumbro, para no hacer excepcional mi día.
Pero he aquí que a las once menos cuarto de la mañana, justamente cuando estaba a punto de salir por la enésima cajetilla de tabacos, ahí, debajo del timbre, junto a la puerta, exactamente en el rincón más sencillo de la casa, una bolsa pequeña, de esas que sirven para envolver regalos, me echaba la vista y me guiñaba un ojo. Sonreí melancólico, escéptico, irónico, incrédulo. Fui desesperanzado ycon una mínima luz en el bolsillo a registrarla. Su contenido: el más simbólico cidi de aquel, una flor y una carta -impresa, no a mano por aquello de que se pudiera investigar la caligrafía- que decía simple y absolutamente:"ojalá lo disfrutes"
Sólo por eso, sólo así, volví a creer en los Reyes Magos. No supe jamás quién era el o la remitente del regalo, pero en realidad no importaba demasiado. Importaba, en todo caso, que su interés era devolverme un poquito de fé en la humanidad, en la vida, y lo logró...
Vale pues. Salud y el mejor regalo de Día de Reyes: la esperanza.
U, escuchando al vecino que escucha"Alivio de Luto"